La etiqueta en los Productos Fitosanitarios, mucho más que un simple adhesivo

Por Raúl Pizarro Sciaraffia | Ing. Agrónomo | Asesor Regulatorio Agrícola
En muchas reuniones con colegas, agricultores y usuarios de Productos Fitosanitarios durante los años de mi vida profesional, que no son menos, hice muchas veces una pregunta que parecía ser de una respuesta lógica: ¿leen ustedes la etiqueta completa cuando compran o usan un producto?
Lamentablemente el porcentaje de respuestas positivas era bajísimo, casi cero, más bien contestaban que sólo leían la parte que les interesaba (Ej: el cultivo y la dosis de uso), lo cual era y es preocupante, porque aparentemente no existe conciencia de relevancia, riesgos y beneficios.
La etiqueta es un documento legal y técnico indispensable para el uso seguro y efectivo de los Productos Fitosanitarios. La etiqueta es la fuente principal y oficial de toda la información desarrollada y conocida hasta el momento por el fabricante y es el documento vital para garantizar la seguridad, eficacia y responsabilidad en su manejo. En Chile, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) regula estrictamente su contenido, siendo obligatorio para fabricantes y usuarios cumplir con las indicaciones que en ella se detallan.
Es imprescindible leer la etiqueta siempre pues contiene datos específicos sobre:
• Nombre comercial, ingrediente activo y concentración: permite identificar concretamente el producto y su principio activo.
• Número de autorización/registro y titularidad: garantiza trazabilidad y respaldo legal.
• El equipo de protección personal necesario, primeros auxilios y las precauciones: para resguardar la salud del aplicador y proteger el medio ambiente.
• Indicaciones de almacenamiento, manipulación, mezcla y disposición final de los envases: para evitar daños ambientales y riesgos sanitarios a los operarios.
• Los cultivos autorizados y las plagas, enfermedades o malezas que controla el producto: recomendaciones de uso, dosis, intervalos y momentos adecuados de aplicación.
• El tiempo de espera para reingresar a áreas tratadas y el período de carencia: para mantener la salud del trabajador y asegurar que los alimentos sean seguros y respeten los Límites Máximos de Residuos legales.
Las etiquetas también presentan una clasificación toxicológica mediante bandas de color y pictogramas, los cuales orientan sobre la peligrosidad del producto y en las medidas de cuidado y precaución.
Ignorar o subestimar la información presente en una etiqueta puede llevar a consecuencias graves: intoxicaciones en operadores, contaminación ambiental, daños irreversibles, falta de eficacia o fitotoxicidad, exceso de residuos en cultivos o aparición de resistencias en plagas y enfermedades, debido a malas aplicaciones.
Ejemplos reales de problemas por no lectura incluyen accidentes por uso de dosis incorrectas (deficientes o excesivas), aplicación en cultivos no autorizados o incumplimiento de tiempos de carencia, que resultan en productos agrícolas no aptos para consumo humano, por presencia de residuos sobre lo esperado. Esto puede no solo afectar a la salud de las personas y el impacto al medio ambiente, sino que tienen repercusiones legales, económicas y reputacionales para los involucrados.
Es responsabilidad conjunta de todos los actores: fabricantes, comercializadores, técnicos, aplicadores y agricultores, revisar y respetar la información en la etiqueta, considerando que es la guía que garantiza la sustentabilidad agrícola, la protección de las personas y el cuidado del entorno.
Para fortalecer la responsabilidad de todos en el uso responsable de las etiquetas es clave implementar acciones que incentiven la conciencia, educación, cumplimiento normativo y colaboración entre todos los actores involucrados, algunas estrategias concretas son:
• Educación y capacitación continua: a agricultores, técnicos y comercializadores en su importancia, cómo leerla correctamente y el impacto de su cumplimiento en salud, ambiente y resultados económicos.
• Campañas de sensibilización y comunicación efectiva: mensajes claros y atractivos sobre la importancia de respetar la información en las etiquetas.
• Refuerzo del marco regulatorio y control: asegurar que la legislación exija el contenido obligatorio y comprensible y que existan inspecciones efectivas para verificar su cumplimiento, tanto en la fabricación como en el uso.
• Facilitar el acceso a información verificada: incorporar códigos QR o enlaces digitales en las etiquetas que permitan acceder a información técnica complementaria validada, facilitando una consulta rápida y confiable antes de usar el producto.
• Responsabilidad compartida y colaboración: promover que fabricantes, distribuidores, asesores técnicos, agricultores y autoridades trabajen coordinadamente para asegurar la correcta comunicación, interpretación y cumplimiento de las indicaciones.
• Incentivos para buenas prácticas: reconocer y premiar públicamente a quienes demuestran buen manejo de fitosanitarios, siguiendo las instrucciones de la etiqueta, incentivando a otros usuarios a asumir la responsabilidad.
La próxima vez que tome en sus manos un Producto Fitosanitario, deténgase a leer y aplicar cada letra: el futuro de nuestra agricultura depende, en gran parte, de este pequeño gran documento.
Raúl Pizarro Sciaraffia, Ingeniero Agrónomo, Asesor Regulatorio Agrícola
Contacto: normagroconsultora@gmail.com/raul.pizarros@gmail.com